29 de diciembre de 2019

SILVIA PLATH







Sylvia Plath (Boston; 27 de octubre de 1932 - Londres; 11 de febrero de 1963) fue una escritora estadounidense especialmente conocida como poetisa. También fue autora de obras en prosa, la novela semiautobiográfica La campana de cristal (bajo el seudónimo de «Victoria Lucas»), relatos y ensayos.
Junto con Anne Sexton, Plath es reconocida como una de las principales cultivadoras del género de la poesía confesional, iniciado por Robert Lowell y W. D. Snodgrass.
Estuvo casada con el escritor Ted Hughes, quien tras su muerte se encargó de la edición de su poesía completa.
Plath estuvo clínicamente deprimida durante la mayor parte de su vida adulta y fue tratada varias veces con terapia electroconvulsiva. Se suicidó en 1963.


Nacida en el barrio de Jamaica Plain de Boston, Plath mostró gran talento a una edad temprana, al publicar su primer poema con 8 años. Su padre, Otto, que era profesor de universidad y una autoridad en el campo del estudio de la entomología, murió en esa época, el 5 de octubre de 1940, a los 55 años, tras una diabetes que no quiso tratarse, la convalecencia, la amputación de la pierna y una fulminante embolia pulmonar. La madre, Aurelia, que había sacrificado su propia carrera por la de su esposo, ocultó sus sentimientos y no lloró, algo que le reprocharía siempre su hija, sumamente perfeccionista, que escribía, pintaba, sacaba matrículas de honor, tocaba el piano e intentaba seguir publicando poemas y cuentos en revistas estadounidenses, consiguiendo cierto éxito. Por entonces inicia unos diarios que escribirá ininterrumpidamente hasta su muerte y rompe con su primer novio, Dick Norton, que le ha sido infiel. Siente la condición femenina como una cárcel: "Mi gran tragedia es haber nacido mujer", escribió, debatiéndose entre la mujer sumisa como su madre que la sociedad esperaba que fuera y la radical feminista que se sentía y quería ser.

En su primer año en la universidad en el Smith College, Plath realizó el primero de sus intentos de suicidio. Esto lo detalló más tarde en su novela semiautobiográfica La campana de cristal (The Bell Jar). Fue tratada en una institución psiquiátrica (Hospital McLean) con electrochoques y pareció recuperarse aceptablemente, tras lo que se graduó con honores, en 1955.
Plath obtuvo una beca Fulbright (que permite estudiar o colaborar en universidades extranjeras), por lo que fue a la Universidad de Cambridge, donde continuó escribiendo poesía y ocasionalmente publicaba su trabajo en el periódico universitario Varsity. Fue en Cambridge donde conoció al poeta inglés Ted Hughes. Se casaron el 16 de junio de 1956. Plath y Hughes vivieron y trabajaron en Estados Unidos desde julio de 1957 hasta octubre de 1959, periodo durante el cual Plath daba clases en Smith College. Allí descubrió a su apuesto marido en el campus, a los dos años de casados, coqueteando, entusiasmado, con una estudiante, y su frágil mundo se vino abajo. Posteriormente se mudaron a Boston, donde Plath asistió a seminarios con Robert Lowell. Este curso tuvo una gran influencia en sus obras. También participaba en los seminarios Anne Sexton. Fue en este periodo cuando Plath y Hughes conocieron, por primera vez, a W. S. Merwin, quien admiraba su trabajo y llegó a ser un gran amigo. Al enterarse de que Plath estaba embarazada, volvieron al Reino Unido.



Vivió junto con Hughes en Londres durante un tiempo, y después se asentaron en North Tawton, un pequeño pueblo en Devon. Publicó su primera recopilación de poesía, El coloso (The Colossus), en Inglaterra en 1960. En febrero de 1961 sufrió un aborto. Algunos de sus poemas hacen referencia a este hecho. Plath se sometió a un durísimo psicoanálisis que le hizo revivir la conflictiva relación con su madre. Se renovaron los problemas de su matrimonio y se separaron menos de dos años después del nacimiento de su primer hijo. Esta separación se debió sobre todo a la aventura amorosa que Hughes mantenía con la poetisa Assia Wevill, pero hay quienes especulan que Olwyn Hughes, hermana del poeta, interfirió de manera decisiva en su relación. 

Plath retornó a Londres con sus hijos, Frieda y Nicholas. Alquiló un piso donde había vivido W. B. Yeats; esto le encantaba a Plath y lo consideró un buen presagio cuando comenzaba el proceso de su separación. El invierno de 1962/1963 fue muy duro. El 11 de febrero de 1963, enferma y con poco dinero, Plath se suicidó asfixiándose con gas. Está enterrada en el cementerio de Heptonstall, West Yorkshire.
Aunque durante mucho tiempo se consideró que sus repetidas depresiones e intentos de suicidio se debieron a la muerte de su padre cuando ella contaba con nueve años, pérdida que nunca logró superar, hoy se cree que padecía trastorno bipolar, un trastorno psiquiátrico que actualmente se trata con medicación.
Su hijo Nicholas Hughes Plath fue un hombre solitario; se refugió en la privacidad de Alaska como profesor de Ciencias del Mar en la Universidad de Alaska Fairbanks. Maníaco depresivo y solitario, nunca se casó ni tuvo hijos, y el 16 de marzo de 2009 se suicidó ahorcándose en su casa de Alaska. Su otra hija, Frieda, excelente escritora y columnista de la prensa británica, subsiste a pesar de sus trastornos depresivos, anorexia e incluso esclerosis múltiple 

En 1982, Plath fue la primera poeta en ganar un premio Pulitzer póstumo (por Poemas completos -The Collected Poems

Vikipedia

18 de noviembre de 2019

AQUELLA MIRADA




... pero la tristeza me atrapó, esa tristeza en sus ojos,
 realmente no podían salir, no era un gato con su gatera. 



Fotografía, Lourdes Pujols

29 de octubre de 2019

LA GARGOUILLE (Quimeras)





Se asoman desafiantes en las cornisas de las grandes catedrales góticas. Monstruos infernales, imágenes grotescas, muecas burlonas o animales dantescos. Cualquier representación es buena si consigue su objetivo: custodiar el recinto sagrado de los embates del Maligno. Son las defensoras pétreas, depositarias del encargo divino...
Son las gárgolas. 

Mar Bueno Rey


Fotografía, Lourdes Pujols




19 de septiembre de 2019

ALEJANDRA PIZARNIK- Árbol de Diana






Flora Alejandra Pizarnik (Avellaneda, 29 Abril de 1936-Buenos Aires 25 de septiembre de 1972).


Prólogo

Árbol de Diana de Alejandra Pizarnik. (Quím.): cristalización verbal por amalgama de insomnio pasional y lucidez meridiana en una disolución de realidad sometida a las más altas temperaturas. El producto no contiene una sola partícula de mentira. (Bot.): el árbol de Diana es transparente y no da sombra. Tiene luz propia, centelleante y breve. Nace en las tierras resecas de América. La hostilidad del clima, la inclemencia de los discursos y la gritería, la opacidad general de las especies pensantes, sus vecinas, por un fenómeno de compensación bien conocido, estimulan las propiedades luminosas de esta planta. No tiene raíces; el tallo es un cono de luz ligeramente obsesiva; las hojas son pequeñas, cubiertas por cuatro o cinco líneas de escritura fosforescente, pecíolo elegante y agresivo, márgenes dentadas; las flores son diáfanas, separadas las femeninas de las masculinas, las primeras axilares, casi sonámbulas y solitarias, las segundas en espigas, espoletas y, más raras veces, púas. (Mit. y Etnogr.): los antiguos creían que el arco de la diosa era una rama desgajada del árbol de Diana. La cicatriz del tronco era considerada como el sexo (femenino) del cosmos. Quizá se trata de una higuera mítica (la savia de las ramas tiernas es lechosa, lunar). El mito alude posiblemente a un sacrificio por desmembración: un adolescente (¿hombre o mujer?) era descuartizado cada luna nueva, para estimular la reproducción de las imágenes en la boca de la profetisa (arquetipo de la unión de los mundos inferiores y superiores). El árbol de Diana es uno de los atributos masculinos de la deidad femenina. Algunos ven en esto una confirmación suplementaria del origen hermafrodita de la materia gris y, acaso, de todas las materias; otros deducen que es un caso de expropiación de la sustancia masculina solar: el rito sería sólo una ceremonia de mutilación mágica del rayo primordial. En el estado actual de nuestros conocimientos es imposible decidirse por cualquiera de estas dos hipótesis. Señalemos, sin embargo, que los participantes comían después carbones incandescentes, costumbre que perdura hasta nuestros días. (Blas.): escudo de armas parlantes. (Fís.): durante mucho tiempo se negó la realidad física del árbol de Diana. En efecto, debido a su extraordinaria transparencia, pocos pueden verlo. Soledad, concentración y un afinamiento general de la sensibilidad son requisitos indispensables para la visión. Algunas personas, con reputación de inteligencia, se quejan de que, a pesar de su preparación, no ven nada . Para disipar su error, basta recordar que el árbol de Diana no es un cuerpo que se pueda ver: es un objeto (animado) que nos deja ver más allá, un instrumento natural de visión. Por lo demás, una pequeña prueba de crítica experimental desvanecerá, efectiva y definitivamente , los prejuicios de la ilustración contemporánea: colocado frente al sol, el árbol de Diana refleja sus rayos y los reúne en un foco central llamado poema, que produce un calor luminoso capaz de quemar, fundir y hasta volatilizar a los incrédulos. Se recomienda esta prueba a los críticos literarios de nuestra lengua.

OCTAVIO PAZ
París, abril de 1962


Árbol de Diana


1
He dado el salto de mí al alba.
He dejado mi cuerpo junto a la luz
y he cantado la tristeza de lo que nace

2
Éstas son las versiones que nos propone:
un agujero, una pared que tiembla…

3
sólo la sed
el silencio
ningún encuentro
cuídate de mí amor mío
cuídate de la silenciosa en el desierto
de la viajera con el vaso vacío
y de la sombra de su sombra

4
AHORA BIEN:
Quién dejará de hundir su mano en busca del tributo para la pequeña
olvidada. El frío pagará. Pagará el viento. La lluvia pagará. Pagará el
trueno.
A Aurora y Julio Cortázar


5
por un minuto de vida breve
única de ojos abiertos
por un minuto de ver
en el cerebro flores pequeñas
danzando como palabras en la boca de un mudo

6
ella se desnuda en el paraíso
de su memoria
ella desconoce el feroz destino
de sus visiones
ella tiene miedo de no saber nombrar
lo que no existe

7
Salta con la camisa en llamas
de estrella a estrella.
de sombra en sombra.
Muere de muerte lejana
la que ama al viento.

8
Memoria iluminada, galería donde vaga la sombra de lo que espero.
No es verdad que vendrá. No es verdad que no vendrá.

9
Estos huesos brillando en la noche,
estas palabras como piedras preciosas
en la garganta viva de un pájaro petrificado,
este verde muy amado,
este lila caliente,
este corazón sólo misterioso.

10
un viento débil
lleno de rostros doblados
que recorto en forma de objetos que amar

11
ahora
en esta hora inocente
yo y la que fui nos sentamos
en el umbral de mi mirada

12
no más las dulces metamorfosis de una niña de seda
sonámbula ahora en la cornisa de niebla
su despertar de mano respirando
de flor que se abre al viento

13
explicar con palabras de este mundo
que partió de mí un barco llevándome

14
El poema que no digo,
el que no merezco.
Miedo de ser dos
camino del espejo:
alguien en mí dormido
me come y me bebe.

15
Extraño desacostumbrarme
de la hora en que nací.
Extraño no ejercer más
oficio de recién llegada.

16
has construido tu casa
has emplumado tus pájaros
has golpeado al viento
con tus propios huesos
has terminado sola
lo que nadie comenzó

17
Días en que una palabra lejana se apodera de mí. Voy por esos días sonámbula y transparente. La hermosa autómata se canta, se encanta, se cuenta casos y cosas: nido de hilos rígidos donde me danzo y me lloro en mis numerosos funerales. (Ella es su espejo incendiado, su espera en hogueras frías, su elemento místico, su fornicación de nombres creciendo solos en la noche pálida.)

18
como un poema enterado
del silencio de las cosas
hablas para no verme

19
cuando vea los ojos
que tengo en los míos tatuados

20
dice que no sabe del miedo de la muerte del amor
dice que tiene miedo de la muerte del amor
dice que el amor es muerte es miedo
dice que la muerte es miedo es amor
dice que no sabe

A Laure Bataillon

21
he nacido tanto
y doblemente sufrido
en la memoria de aquí y de allá

22
en la noche
un espejo para la pequeña muerta
un espejo de cenizas

23
una mirada desde la alcantarilla
puede ser una visión del mundo
la rebelión consiste en mirar una rosa
hasta pulverizarse los ojos

24
(un dibujo de Wols)
estos hilos aprisionan a las sombras
y las obligan a rendir cuentas del silencio
estos hilos unen la mirada al sollozo

25
(exposición Goya)
un agujero en la noche
súbitamente invadido por un ángel

26
(un dibujo de Klee)
cuando el palacio de la noche
encienda su hermosura
pulsaremos los espejos
hasta que nuestros rostros canten como ídolos

27
un golpe del alba en las flores
me abandona ebria de nada y de luz lila
ebria de inmovilidad y de certeza

28
te alejas de los nombres
que hilan el silencio de las cosas

29
Aquí vivimos con una mano en la garganta. Que nada es posible ya lo sabían los que inventaban lluvias y tejían palabras con el tormento de la ausencia. Por eso en sus plegarias había un sonido de manos enamoradas de la niebla.
A André Pieyre de Mandiargues


30
en el invierno fabuloso
la endecha de las alas en la lluvia
en la memoria del agua dedos de niebla

31
Es un cerrar los ojos y jurar no abrirlos. En tanto afuera se alimenten de relojes y de flores nacidas de la astucia. Pero con los ojos cerrados y un sufrimiento en verdad demasiado grande pulsamos los espejos hasta que las palabras olvidadas suenan mágicamente.

32
Zona de plagas donde la dormida come
lentamente
su corazón de medianoche.

33
alguna vez
alguna vez tal vez
me iré sin quedarme
me iré como quien se va

A Ester Singer

34
la pequeña viajera
moría explicando su muerte
sabios animales nostálgicos
visitaban su cuerpo caliente

35
Vida, mi vida, déjate caer, déjate doler, mi vida, déjate enlazar de fuego, de silencio ingenuo, de piedras verdes en la casa de la noche, déjate caer y doler, mi vida.

36
en la jaula del tiempo
la dormida mira sus ojos solos
el viento le trae
la tenue respuesta de las hojas

A Alain Glass

37
más allá de cualquier zona prohibida
hay un espejo para nuestra triste transparencia

38
Este canto arrepentido, vigía detrás de mis poemas:
Este canto me desmiente, me amordaza.

6 de abril de 2019

MONTSERRAT ROIG L'agulla daurada (fragment)





Fotografía,Lourdes Pujols


"Aquell hivern, la neu arribà d'hora a Leningrad. Els primers borrallons van caure el 14 d'octubre de 1941 i el 31 ja hi havia un gruix de deu centímetres. Els ciutadans per primera vegada no s'alegraven en veure el gebre a la matinada. A finals de setembre s'havien exhaurit el carbó i el petroli dels magatzems. En algunes zones, la temperatura arribà a quaranta graus sota zero. 

Grups de nois i noies van marxar als boscos del voltant per tallar la llenya dels arbres. Amb les mans enterques i els rostres congelats, s'enfrontaven al nevàs, al fred urent i a les bombes dels alemanys. Encara avui els cossos de molts d'ells jeuen enterrats en aquells boscos. Però no talaren ni un sol arbre dels parcs i jardins que creixen des que es fundà Leningrad. 
I començà un fet dolorós: la crema de llibres. La biblioteca -a casa hi havia molts llibres- serví per a escalfar-nos. La selecció va ser molt dura. Triàvem i tornàvem a triar. Primer vam llençar les revistes alemanyes a l'estufa. Després, velles revistes franceses de la Illustration, i, en acabat, les enciclopèdies. Més tard, els mobles. Però no ens atrevíem a llençar els llibres de literatura i, encara menys, els clàssics. 

La mare, per guarir-me de la tristesa, m'ensenyà francès. Les lectures em van salvar. Tot el dia m'estava sola amb els llibres i ara sé que la tradició culta és resistir. Jo tenia por de baixar al soterrani quan bombardejaven i m'arrapava a un llibre mentre sentia els espetecs i xiulets damunt meu. L'Alexandra Koss tenia vuit anys quan, un dia, la mare li va fer un regal. Entre la paperaza que havien salvat del foc hi havia un vell llibre, relligat de pell i amb il·lustracions al carbó. Era un Quixot en francès, una versió íntegra que havien llegit els avis i els besavis. El va llegir i va començar a entendre les darreres raons de la resistència al bloqueig. Les aventures del cavaller de la Manxa es convertiren en la seva mitologia infantil. Tots els soldats que anaven i venien del front eren esprimatxats i valents, austers i estirats, d'una moralitat absoluta, despullada de tota convenció. Com pushkin, com Malaiovski, com Dostoievski, l'Alexandra trobava en el Quixot les raons d'un món irracional i absurd, les claus per a entendre què significa un setge en una ciutat moderna. 

Tots els soldats eren el Quixot. No hi podia haver capaltre model literari que es vinculés tan estretament amb la realitat russa. Puixkin havia dit que Brutus o Pèricles, transportats a Rússia, es convertirien''' en simples fatxendes. Però el Quixot, no. Al Quixot s'encaraven el món ideal i el món real, de la mateixa manera que dins la nena Alexandra convivien el món de les bombes que mataven i el món de l'hipopòtam [imaginari] que regalava pomes. Don Quixot era, segons la famosa frase de Coleridge, «la personificació de la raó i del sentit moral despullats de tot judici i comprensió». I és així com la seva mare salvà l'Alexandra de morir de tristesa. "

5 de abril de 2019

CLEMENTINA ARDERIU I VOLTAS



Clementina Arderiu i Voltas (Barcelona 6 de juliol de 1889-17 de febrer de 1976) va ser una poeta  catalana. Influïda per la poesia popular catalana, Josep Carner i Joan Maragall, autora dels llibres Cançons i elegies (1916), Sempre i ara (1946), que va guanyar el premi Joaquim Folguera, És a dir (1959) i L'esperança encara (1969), entre d'altres.

Era filla d'una família d'argenters pel costat patern i d'origen rural pel matern. Alhora que estudiava idiomes, música i piano, aprengué l'ofici familiar. Gran afeccionada a la lectura, llegia des dels clàssics fins als contemporanis francesos, anglesos, italians, castellans i, naturalment, catalans.

Casada el 1916 amb Carles Riba, la relació amb el poeta va impulsar definitivament la seva dedicació a la literatura. Clementina va publicar el primer poema el 1911 i el 1912 guanyà la flor natural als jocs florals de l'Agrupació Excursionista Déu i Pàtria. Va ser en aquesta ocasió que va conèixer Carles Riba, que amb dos altres joves, Josep Maria de Sagarra i Lluís Valeri, començà a freqüentar la botiga Arderiu del carrer Avinyó.
Durant la guerra, per fidelitat als seus ideals i a les persones de l'Escola de Bibliotecàries que depenien de Riba, el matrimoni no va voler marxar de Barcelona. El 1938 Clementina obtingué el Premi Folguera per Sempre i ara, que no es publicaria fins al 1946. Quatre dies abans que la ciutat fos ocupada pels nacionals, els Riba-Arderiu van emprendre el camí cap a l'exili en el mateix cotxe on anava Pous i Pagès. Visqueren quatre anys a França, però, finalment, decidiren viure l'exili a l'interior i tornaren a Catalunya el 1943. Des de llavors, el seu pis del carrer República Argentina va esdevenir un dels llocs on s'aplegava la resistència cultural al règim.

Nou anys després, Clementina publicà Poesies completes (1952). El 1955 el matrimoni va viatjar de nou a l'Alemanya Federal i Gran Bretanya. Aquests viatges inspiren els poemes d'És a dir (1959), llibre al qual li foren atorgats dos premis: el Premi Óssa Menor (1958) i el Lletra d'Or (1960).

Participà amb Riba als congressos poètics de Segòvia (1952), Salamanca (1953) i Santiago (1954); també intervingué en les Conversaciones Poéticas de Formentor el 1959. Però aquell any esdevé la mort del poeta i Clementina es va retirar de tota activitat pública.
El seu últim poemari, L'esperança encara, va aparèixer el 1969, i el 1973 l'edició de l'Obra poètica. Encara el 1985 Maria Mercè Marçal va editar el volum antòlogic Contraclaror, precedit d'un estudi complet sobre la seva obra.

Clementina va morir el 17 de febrer de 1976. Va deixar un llegat en el qual «vida i poesia conflueixen en un mateix acte de creació» (Molas, 1969), en què es fa visible la problemàtica d'una dona encarada «a l'arquetip femení socialment imposat» i «a un desig de llibertat, de bastir una identitat pròpia, de trencar els límits que aquest mateix arquetip defineix» (Marçal, 1989), i en definitiva el testimoni de l'aventura de ser poeta i dona alhora, una dona «feta amb la suavitat de la porcellana i el tremp del roure» (Roig, 1972.


    Fotografia:Lourdes Pujols






 EL NOM

Clementina em dic,
Clementina em deia.

Altre temps jo fui
un xic temorega;
el nom m'era llarg
igual que una queixa
i em punyia el cor
quan les amiguetes,
per fer-me enutjar,
molts cops me'l retreien:
“Quin nom més bonic!
-deia alguna d'elles-,
però no t'escau:
és nom de princesa.”
“Ai, quin nom estrany!”
moltes altres feien;
i jo al fons de tot
sentia l'enveja
dels seus noms tan clars
de Maria o Pepa.

Clementina em dic,
Clementina em deia.

Però quin any s'enfuig
i un altre any governa.
Aquell nom que abans
féu ma timidesa
i es tornà després
una dolça fressa
sobre el llavi un
-jo mateixa el deia-
ara m'és honor
i m'és meravella.
Cap nom no és tan bell
damunt de la terra
com el que l'amat
em canta a l'orella,
i entra en els recers
de l'ànima meva
i em puja al cervell
i em clou les parpelles.

Del cel de l'amor
tombava una estrella…
Ara el nom em lluu
damunt de la testa.

Clementina em dic,
Clementina em deia.

(Del llibre Cançons i elegies)

26 de enero de 2019

KOSHKA






 
Los animales fueron imperfectos, largos de cola, tristes de cabeza.
Poco a poco se fueron componiendo, haciéndose paisaje,
adquiriendo lunares, gracia, vuelo. 

El gato, sólo el gato apareció completo y orgulloso:
nació completamente terminado, camina solo y sabe lo que quiere.
El hombre quiere ser pescado y pájaro, la serpiente quisiera tener alas,
el perro es un león desorientado, el ingeniero quiere ser poeta,
la mosca estudia para golondrina, el poeta trata de imitar la mosca,
pero el gato quiere ser sólo gato y todo gato es gato desde bigote a cola,
desde presentimiento a rata viva, desde la noche hasta sus ojos de oro.
No hay unidad como él, no tienen la luna ni la flor
tal contextura: es una sola cosa como el sol o el topacio, 
y la elástica línea en su contorno firme y sutil es como la línea de la proa de una nave.

Sus ojos amarillos
dejaron una sola ranura
para echar las monedas de la noche.
Oh pequeño emperador sin orbe, conquistador sin patria,
mínimo tigre de salón, nupcial sultán del cielo de las tejas eróticas, el viento del amor
en la intemperie reclamas cuando pasas y posas cuatro pies delicados
en el suelo, oliendo, desconfiandode todo lo terrestre, porque todo es inmundo
para el inmaculado pie del gato.

Oh fiera independiente de la casa, arrogante
vestigio de la noche, perezoso, gimnástico y ajeno,
profundísimo gato, policía secreta de las habitaciones, insignia de un
desaparecido terciopelo, seguramente no hay enigma en tu manera,
tal vez no eres misterio, todo el mundo te sabe y perteneces
al habitante menos misterioso, tal vez todos lo creen,
todos se creen dueños, propietarios, tíos
de gatos, compañeros, colegas, discípulos o amigos de su gato.

Yo no.
Yo no suscribo.
Yo no conozco al gato.
Todo lo sé, la vida y su archipiélago, el mar y la ciudad incalculable, la botánica,
el gineceo con sus extravíos, el por y el menos de la matemática,
los embudos volcánicos del mundo, la cáscara irreal del cocodrilo,
la bondad ignorada del bombero, el atavismo azul del sacerdote,
pero no puedo descifrar un gato. Mi razón resbaló en su indiferencia,
sus ojos tienen números de oro.


Pablo Neruda