Se asoman desafiantes en las cornisas de las grandes catedrales góticas.
Monstruos infernales, imágenes grotescas, muecas burlonas o animales
dantescos. Cualquier representación es buena si consigue su objetivo:
custodiar el recinto sagrado de los embates del Maligno. Son las
defensoras pétreas, depositarias del encargo divino...
Son las gárgolas.
Son las gárgolas.
Fotografía, Lourdes Pujols |
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