Virginia Woolf, de nacimiento Adeline Virginia Stephen (Londres,25 enero de 1882-Lewes, Sussex de 1941), fue una escritora británica, considerada una de las más destacadas figuras del vanguardista modernismo anglosajón del sigloXX y del feminismo internacional.
Durante el período de entreguerras, Woolf fue una figura significativa en la sociedad literaria de Londres y miembro del grupo de Bloomsbury. Sus obras más famosas incluyen las novelas La señora Dalloway (1925), Al faro (1927), Orlando: una biografía (1928), Las olas (1931), y su breve ensayo Una habitación propia (1929),
con su famosa sentencia «Una mujer debe tener dinero y una habitación
propia si va a escribir ficción». Fue redescubierta durante la década 1970, gracias a este ensayo, uno de los textos más citados del movimiento feminista, que expone las dificultades de las mujeres.
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que te lean es sólo un placer superficial.”
Puedes cerrar todas las bibliotecas que quieras, pero no hay
barrera,
cerradura ni cerrojo que puedas imponer a la libertad de mi
mente".
Les dije suavemente que bebieran vino y que tuvieran una habitación propia.
Es obvio el que los valores de las mujeres difieren
con frecuencia de los valores creados por el otro sexo y sin embargo son
los valores masculinos los que predominan.
Yo me aventuraría a pensar el que Anon (anónimo),
quien escribiera tantos poemas sin firmarlos, fue a menudo una mujer.
Es obvio el que los valores de las mujeres difieren
con frecuencia de los valores creados por el otro sexo y sin embargo son
los valores masculinos los que predominan.
Yo me aventuraría a pensar el que Anon (anónimo),
quien escribiera tantos poemas sin firmarlos, fue a menudo una mujer.
("Una habitación propia")
Por diversos que sean los sexos, se confunden.
No hay ser humano
que no oscile de un sexo a otro,
y a menudo solo los trajes siguen
siendo varones o mujeres,
mientras que el sexo oculto es lo contrario
del que está a la vista.
('Orlando', capítulo 4. ).
y las vidas que
hubiéramos podido tener.
Quería escribir sobre todas las formas posibles
de morir.
Me desagrada dejar sin contestación una carta tan notable como la
suya,
una carta que quizá sea única en la historia de la humana
correspondencia,
pues ¿cuándo se ha dado el caso, anteriormente,
de que
un hombre culto pregunte a una mujer
cuál es la manera, en su opinión,
de evitar la guerra?
(Comienzo de " Tres guineas).
La vida para todos nosotros, hombres y mujeres, es difícil, ardua:
una lucha que no se acaba nunca y nos reclama mucho valor y fuerza.
Bien mirado, lo que quizá nos reclame más que nada,
siendo como somos
criaturas hechas de vaguedades,
es confianza en nosotros mismos.
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